Mis ojos no están sonriendo.
Mi boca no sigue el camino, todo se seca.
Mi felicidad y mi alegría se suprimen.
Me estoy destruyendo.
Las calles pudimos conquistar, pero ellas nos conquistaron a nosotros, se llevaron nuestros corazones con cada sorbo de odio. Caminamos, pero ya no vimos los mismos faroles, la niebla de tus mentiras hizo las calles oscuras y frías. Entramos, intentamos calentarnos uniendo los labios, las manos, los cuerpos… pero todo ya estaba perdido. Ya no eramos los mismos y la venda de mis ojos había caído.