»Y al final del día todos buscamos redención«.
Mandragore – Ventôse – 1798
Umbría congoja:
Desde el más alto clérigo hasta el más ruin pecador, con la llegada de Selene todos pretendemos liberarnos del dolor, cobijarnos en el alado de los oniros y por un lapso de pérdida de memoria pagar el precio de la libertad y expiar nuestras culpas.
Anhelamos alcanzar un momento de plenitud y sosiego en el cual sentirnos a gusto incluso con nosotros mismos. Es un intervalo en el que no somos dueños de nosotros mismos, en el que sin noción ni cordura somos la burla del Otro.
A veces se nos permite volar, tener poderes sobre humanos, incluso contactar con personas inalcanzables. En otras nos toca enfrentarnos a nuestros peores temores y somos víctimas y presas a la espera de nuestra muerte. Sea por el terror de nuestros miedos o porque nos levantamos con la añoranza de algo que se fue y no vino es que continuamos siendo las marionetas del Otro.
Tras la llegada de Eos y tan pronto abrimos los ojos, nos basta para entender lo finito de la redención, lo vago del sacrificio y lo infalible de los deslices. No queda más que volver al Caos, continuar con las infracciones y añorar la capa de la redención.
—G