»Guerrera y Santa, Segovia gritó Castilla por la princesa,
la princesa doña Isabel«
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Con el invierno pisándome los talones, la presión de los exámenes finales y la melancolía de una aventura que llegaría pronto a su fin, decidí aventurarme a las tierras frías y encantadas de Castilla y León, particularmente a Segovia. Gran ciudad es esa llamada Segovia, rica en patrimonio histórico y herencia cultural. Es también cuna de personas agradables, brisas gélidas y una sensación de paz y sosiego que te abriga al caminar.
En las afueras del Real Castillo y Alcázar habitan un conjunto de esculturas. Esta que se aprecia en el primer plano es Clío; la musa de la historia. Clío es la guardiana y protectora de la ciudad de Segovia. Está representada de la forma tradicional y clásica; su mirada hacia el pasado, el lápiz para registrar el presente y el libro para preservar el futuro.
Dentro del Alcázar experimenté una sensación de encanto, algo así como si la puerta en realidad fuera un portal al pasado y allí estaba yo en el siglo XIII, llegando a rendir los informes sobre mis aventuras por el río Eresma y el río Clamores. Mi piel entera erizada y con el corazón latiendo a mil por hora continué el recorrido hasta llegar a la torre más alta del Alcázar.
Ahora algunas de las fotos que tomé por las calles segovianas rumbo al famoso acueducto romano. Es impresionante los tributos y homenajes a grandes personajes no solo históricos, sino también literarios, que adornan los rincones de esta ciudad y hacen el recorrido agradable, ameno e intrigante.
Para cerrar coloco algunos panoramas de Segovia y concluyo que está agradable ciudad sería un destino al que volvería. Disfruta la cultura, el sabor y el color. Aplauso grande para Segovia.
Fotos tomadas en diciembre 2010.