Felipe II de Habsburgo (Austria) conocido también como Felipe El Prudente, fue hijo y heredero de Carlos I de España, V de Alemania. Heredó por vía paterna los territorios hispanos, incluyendo los derechos de la recién encontrada América, Nápoles y Sicilia, y por vía materna la corona de Portugal y Algarve.
Posteriormente con su matrimonio con María I de Inglaterra se convirtió en rey de Inglaterra. El reinado de Felipe II enfatizó la exploración territorial concentrándose en los océanos Pacífico y Atlántico, la expansión del imperio español fue tal que logró integrar territorios de todos los continentes de la Tierra, convirtiendo así a España en imperio mundial y llevándola a su máximo apogeo.
Nace de aquí la famosa frase “En mis dominios nunca se pone el sol”, incluso algunos pasan a llamar a Felipe II como el rey sol. Los títulos de Felipe II fueron: Rey de España, Portugal, Nápoles, Sicilia, Cerdeña, Inglaterra e Irlanda, Duque de Milán, Soberano de los Países Bajos y Duque de Borgoña.
Uno de los lugares más asombrosos de España, según mi criterio, fue construido durante el reinado de Felipe II; el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Esta obra es un complejo que incluye un palacio real, un panteón, una basílica y un monasterio. Es una de las más destacadas obras renacentistas de España y toda Europa. Las pinturas, esculturas y demás convierten a El Escorial en un museo.
Actualmente la basílica es el lugar de sepultura de los reyes de España, aunque en mi visita me enteré que sólo quedan dos vacantes la del rey Juan Carlos y la de la reina Sofía. El monasterio está ocupado por frailes de la Orden de San Agustín. Su enorme valor simbólico muestra la grandeza del monarca Felipe II. Una maravilla así no podía pasar desapercibida, así que tomé rumbo a El Escorial.
Fotos tomadas en mi primera visita a El Escorial en el otoño 2010.