Hace algunos años tuve la dicha de cambiar de latitud, mi hogar inicial fue la primera capital de los reinos de Castilla, allí en la que llamaron la ciudad de las tres culturas; Toledo. Un pueblito viejo de calles pequeñitas que me enseñó a querer.
Fueron muchas las aventuras que viví entre sus calles y amistades maravillosas las que conocí. El casco de Toledo brinda esa atmósfera bohemia que saca el lado poético de cualquiera y te cobija entre mantos de nostalgia y melancolía.
Mi primera visita fue a la deslumbrante Catedral Santa María de Toledo. En el mundo de la Historia del Arte la solemos conocer como la Catedral Primada de España y popularmente muchos castellanos la llaman Dives Toletana. Su arquitectura pertenece al estilo gótico y para la gran mayoría de artistas españoles y europeos es la obra magna del estilo gótico en España.
Continuando el recorrido por las calles de Toledo:
Si me preguntaran que es lo que más añoro de Toledo es sin duda al verdinegro Tajo, río de mis amores y de mis coplas, lugar en el que moriría ahogado y seguiría siendo dichoso. El río Tajo que bordea todo el pueblo de Toledo y que se extiende hasta ser portugués, ha sido uno de los tropos por excelencia de muchos poetas y escritores hispanos.
Tú, rey de ríos, Tajo generoso,
que el movimiento y calidad hurtaste
al cuerpo de alabastro que bañaste,
gentil en proporción, gallardo, hermoso;
ora natural músico ingenïoso
seas entre las conchas que criaste,
ora el valle le ofrezcas do engendraste,
para su frente, el ramo victorioso;
ora, sueltas del hielo tus corrientes,
le des espejo, sólo te suplico
que, cuando quiera en ti ver sus despojos,
junto con su hermosura representes
mi llanto con que creces y estás rico:
vean siquiera mis lágrimas sus ojos.
Para concluir este pequeño recorrido cierro con algunas fotos tomadas en los atardeceres de Toledo:
Las fotos fueron tomadas durante el otoño 2010, no llevan ningún orden específico.